Cada distrito organiza una actividad diferente de orientación para los estudiantes internacionales,y nosotros nos marchamos a un camping. Esto ya fue a mediados de septiembre con lo cual os haré un resumen.
Estábamos allí un gran número de estudiantes de alrededor de unos 23 países diferentes. Nos dividieron en grupos para hacer diferentes actividades: pulseras, camisetas, orientación, examen y deporte. El fin (o al menos el que yo creo que fue el fin) era conocernos mejor, compartir impresiones... También tuvimos una charla sobre por qué elegir como destino Nova Scotia. Todo estuvo muy entretenido y he de dar las gracias a la organización por planificarlo, porque uno no sabe cuanto necesita este tipo de cosas hasta que las tiene, y piensa, recapacita y se da cuenta de lo mucho que te ha ayudado. Tuve la oportunidad de conocer mejor a mis futuros compañeros que comparten una experiencia parecida a la mía, pasar un rato a gusto, disfrutando y en plena naturaleza, sonriendo, viviendo y compartiendo.
Sólo fue una noche, pero bastó para quitar un poco el miedo al inglés, y el miedo a no hacer amigos, a sentirse más relajado habiendo respondido a tus preguntas, porque, en todo momento te dan todas las facilidades posibles para tu adaptación, para que preguntes y ser respondido e incluso para que tengas y escuches la voz de la experiencia. De personas que han vivido lo mismo que nosotros y que quieren que no pasemos o que nos sean más leves las dificultades que ellos tuvieron.
Una cosa que me llamó la atención, fue ese pequeño afán que tienen de hacer "bonfires" o hogueras cuando ya es de noche, comiendo nubes entre dos galletas de chocolate (que por cierto está riquísimo). Además una compañera sacó su guitarra y estuvimos cantando canciones modernas, al lado del lago enorme en el que ese mismo día me había bañado (no pude resistirme a la tentación de probar aguas canadienses, adoro el agua). Fue un momento mágico, y muy...digamos de película.
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