He mencionado repetidas veces que el tiempo vuela, pero es que uno es aún más consciente aquí. Hace dos días, era yo la que estaba nerviosa, la que hacía las preguntas, estaba muriendome de los nervios, me cogerán, no me cogerán... Hace dos días vivía la misma vida de siempre, con la rutina de siempre, haciendo las mismas cosas de siempre. ¡Cuantas ganas tenía de un cambio y de cumplir mi sueño! Hace dos días, sólo quería marcharme, salir de mi zona de confort y volar libre. Y resultó que al final lo conseguí. ¡Quién me lo iba a decir! Parece ayer, os lo digo de corazón. Y da miedo. Da miedo ver como la vida pasa, como el viento. ¡Zas! Se fue. ¿Dónde están esos nervios, esa incertidumbre? ¿Dónde están los días de otoño rodeada de hojas rojas? ¿Dónde está esa niña que dejó España? Todo eso se fue, sin pensarlo. Si estuviese en casa, estaría pensando: "¡quiero que llegue el verano ya!" Pero, ¿y si que llegue el verano significa enterrar una partre de ti que sabes que nunca se repetirá, que nunca volverá? Que quedará como un recuerdo. Quiero decir, que una también se da cuenta de como vivimos en el presente. Pensad. Este invierno, específicamente este mes de febrero está siendo muy duro. Duro en muchos sentidos, demasiada nieve (y sí, demasiada), estar demasiado en
casa porque no hay otra cosa que hacer, demasiado pensar... Y te encuentras divagando entre memorias, entre deseos estúpidos. Y ¿por qué? Porque sólo vivimos en el presente, y de repente nos olvidamos de todo aquello por lo que hemos luchado, todo aquello que queríamos evitar, pues olvidamos las ganas de soñar. Queremos volver a lo que conocemos, a nuestra vida de siempre, porque, nos damos cuenta de esos detalles de los que no éramos conscientes. De la suerte que teníamos, y de lo españoles que somos. Empiezas a ver los defectos que existen aquí, como en todos los lugares, por supuesto. Pero que antes estaban camuflados por la euforia. Y así como si nadie lo quiere, al día siguiente estás bien otra vez. Porque te das cuenta de que sólo te quedan cuatro meses. Ya no es nada, y si los seis anteriores se han esfumado, estos seguirán su camino. Esto no se repite dos veces, y tu mismo cambias y maduras, aceptas lo que te ocurre. Eres consciente de que es normal, al fin y al cabo tenemos sólo diecisiete años, y el intercambio tiene también sus etapas que no pueden ser esquivadas. Y de repente, vuelves a ser tú otra vez.